jueves, abril 12, 2007

Estrellas olvidadas

Como poco a poco se podrán percatar en este blog las entradas son referentes a reflecciones causadas no por momentos de pensamiento o discusiones de los temas con personas cercanas, sino aquí se hablará sobre las que son ocasionadas por momentos específicos que no son rutinarios ni comunes, o tal vez por momentos de excesiva atención en la rutina diaria logrando el "descubrimiento" de lo común y el aprendizaje eterno de una misma rutina.

Esta entrada es del primer tipo, pues vi algo que ya no se ve mucho en la ciudad y que había olvidado que existía, como lo dice el título, vi a las estrellas olvidadas. No, no vi a Pedro Infante (que de hecho no está olvidado) ni ninguna otra "estrella" del ámbito artístico, sino me refiero a que textualmente en una noche regresando de San Juan del Río pude mirar al cielo (y claro está que esperaba ver lo que normalmente se ve en una noche "despejada" en la ciudad), y no sólo vi el acostumbrado "Cinturón de Orión" y otras cuantas partes de constelaciones "populares", sino que vi el cielo lleno de estrellas.

Intenté contarlas pero varias veces perdí la cuenta, me confundía la gran cantidad de estrellas que se veían junto con sus diversas intensidades y los tonos variados de azules, naranjas y blancos, claro sin olvidar la variedad de tamaños; era un espectáculo hermoso fácilmente descriptible como u arcoiris nocturno. Debo confesar que me quedé un largo rato observándolas y aprovechando ese momento porque sabía que no se iba a repetir en un futuro muy cercano y pensé en compartirlo con otros y este resulta ser un medio muy práctico para dicha tarea.

Resulta un tanto molesto el darme cuenta de que toda la tecnología que nos hace más fácil el vivir a diario nos crea una rutina en la cual estos detalles que deberían de poder ser lo más normales todas las noches, se vuelven magníficos para alguien de las ciudades probando una vez más que uno no aprecia lo que tiene hasta que lo ve perdido, no es que perdieramos las estrellas, pero si tenemos dificultad para verlas por la "delgada" capa de gases contaminantes y el velo creado sobre nuestras cabezas por las luces de la ciudad.

Sin duda espero repetir esta visión pronto y si no es posible, entonces háganlo en mi nombre y siempre recuerden ver al cielo y apreciarlo un momento (tanto de día como de noche) como lo que es, un regalo divino y no como "algo que siempre está encima de nosotros".