domingo, septiembre 28, 2008

Confianza vs. Educación

Hace un poco más de un año, me encontraba acompañado por cuatro personas en Guanajuato, Guanajuato. La razón de estar ahí era nuestra intención de asistir al festival "Expresión en corto". Era la décima celebración de este maravilloso festival anual de cine enfocado en exhibir cortometrajes, de hecho en 2007 fue la primera vez que se mostraron algunos largometrajes durante este evento. La experiencia fue fabulosa, la ciudad es hermosa, la comida y la estancia resultaron bastante baratas y por supuesto, no sobra mencionar que la mayoría de los cortometrajes que pudimos apreciar fueron preciosos, verdaderas obras de arte. No vengo a este espacio a hablarles de cine (una de mis grandes pasiones), para eso tengo otro blog bajo el nombre de Kodran no kamikakushi (sí, así es, me estoy haciendo propaganda a mi mismo) en donde toco dicho tema. La parte de este viaje a Guanajuato que se relaciona con el tema de hoy es la curiosa relación que existía entre las personas que viajamos y como ésta se modificó en tan sólo unos días. Las suposiciones iniciales al comenzar a leer esta entrada pueden clasificarse en dos principales variantes: una es "famila" y la segunda, "amigos".

Resulta interesante recordar y mencionarles que no fue así, al inicio del viaje eramos, casi todos, completos desconocidos pues una muy querida amiga mía (autora de Cartas enlatadas y efímero presente, blogs que pueden encontrar a al derecha en la sección de "blogs (de algunos amigos)") fue quien organizó el viaje y todos los invitados eramos extraños entre nosotros y nuestro único vínculo era mi estimada amiga. Los involucrados, aparte de mi amiga, eramos: su novio, su primo, una amiga que conoció durante un intercambio estudiantil en Australia y un amigo (o sea yo). La situación no era la que alguien describiría como "ideal" para un viaje y en especial resultaba un tanto incomoda, al inicio, para alguien con una personalidad un tanto tímida como la mía. El recorrido hasta Guanajuato fue tranquilo, dormí y escuche música al igual que su amiga y su primo, a diferencia de mi amiga y su novio quienes platicaban (y también dormían a ratos). Después de un rato comenzamos a burlarnos de las películas que se mostraba en los monitores del autobus, era irónico que el quinteto viajero viera tan malas películas cuando la finalidad del viaje era ver principalmente cine de arte o al menos independiente. Ya para la noche del primer día sentados en la escalinata de la Universidad habíamos "roto el hielo" y todos parecíamos viejos amigos con muchas cosas en común reunidos tras una larga ausencia. Para no extenderme en detalles y chistes locales, sólo cabe mencionar que dos días de dormir en el mismo hotel (hombres y mujeres en habitaciones separadas respectivamente) causó que ciertas actitudes comunes o "bien vistas" por la sociedad se perdieran y se volvió común comprar leche y pan para cenar en el hotel o ver a cualquiera de las chicas entrando a nuestra habitación mientras se lavaba los dientes y nos preguntaba, con mala dicción por causa de la pasta dental, si nos faltaba mucho tiempo o no para estar listos y poder salir a nuestro diario recorrido por las distintas exhibiciones cinematográficas.

A pesar de haber reflexionado sobre este tema previamente, este evento (en especial el de la pasta de dientes) me hizo aterrizarlo y por lo tanto encontrarme el día de hoy tecleando estas palabras. Todo lo sucedido en ese viaje y la consecuencia de haber hecho más amigos a partir de esa fecha, amigos con quienes comencé una relación sin mucha facilidad, pero con quienes ahora comparto una linda experiencia, me hacen darme cuenta de la relación inversamente proporcional que existe entre la confianza y la educación. Hasta cierto punto los "buenos modales" son necesarios, pero la sociedad ha sobrevaluado los paradigmas y creado tantas "reglas" y costumbres tan absurdas que no han adelgazado sino prácticamente han borrado la línea entre dicha educación y la hipocresía. El problema reside en que las personas muchas veces no son educadas por naturaleza sino porque "el mundo les dice que deben serlo". Para eliminar esto los invito a que razonen los movitvos por los qué actúan de manera educada, por qué a veces no lo hacen, con quiénes sí y con quiénes no. No espero que ahora hagan todo lo contrario a lo que están acostumbrados y se conviertan en patanes, espero que se den cuenta del porqué de la existencia de ciertas reglas y de cuáles resultan completamente absurdas; dejen de seguir ciertos estereotipos, sean más naturales y dense cuenta de que tras conocer unos días a alguien sabrán si se pueden o no lavar los dientes frente a esa persona sin ofenderla.

1 comentario:

Violet dijo...

YEAH ESA ES LA ACTITUD... MMM DE HECHO YO PIENSO QUE GRAN PARTE DE LA AMABILIDAD ES PURA HIPOCRESIA... JAJAJA TAL VEZ POR ESO SOY TAN CINICA...